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viernes, 4 de noviembre de 2011

¿Por qué un blog y por qué hoy?

Ya hace tiempo que me venia planteando si debía abrir mi propio blog, lo cierto es que el principal obstáculo para decidirme era no levantar demasiadas expectativas; desde luego un tanto pretencioso por mi parte pensar que tendría una audiencia pendiente de mis entradas en un blog.

Después de aproximarme hace unas pocas semanas, y de forma muy tímida, a Twitter (@RamonMiralles), me he replanteado mi postura inicial, que a parte de pretenciosa era muy inocente; la culpa de todo, incluido lo de mis primeros “gorjeos” la tiene Rodolfo (@RodolfoTesone), tal y como él dice (más o menos), debes saber que te mueve a tener presencia en la red, y debes decidir de que modo vas a estar presente.

Pues bien, me mueve la obligación de devolver a la comunidad algo del conocimiento que he adquirido en la red con los miles de páginas de información visitadas en todos estos años, y los también centenares de blogs que he consultado y que me han “desasnado” en tantos y tantos temas, detrás de los cuales hay personas que en su momento entendieron que significaba compartir en la red. Toca ya empezar a devolver algo de lo recibido, aunque sea modestamente.

Lógicamente también me mueve el hecho de querer aportar nuevos puntos de vista, y que se “lea mi voz”, como uno más. En todos estos años he visto como algunas de mis ideas y pensamientos tenían sentido, ya que eran compartidas por otros, eso te ayuda a ser humilde y no pensar que tu eres el único que tiene esa idea deslumbrante, o ese pensamiento tan profundo, y sobretodo te obliga a pensar que no estamos solos y que del contraste, de la diversidad y de la comunicación podemos obtener extraordinarios resultados.

He hecho referencia en un par de ocasiones a “todos estos años”, y es que echando la mirada atrás, cuando hace ya 16 años, en noviembre de 1995 pusimos en marcha la primera página web de la Generalitat de Catalunya, con algo tan trascendente como publicar en línea los resultados de las elecciones al Parlament de Catalunya del 19 de noviembre de aquel año, poco nos podíamos imaginar Jaume, Francesc y yo mismo, como irían evolucionando las cosas.

Desde entonces he ido cultivando por separado, o a la vez, mis conocimientos TIC y mis conocimientos jurídicos, durante mucho tiempo, tal vez demasiado, no me atreví a explicar que era un licenciado en derecho, que en su origen quería hacer oposiciones a fiscal, y que acabó siendo un informático un tanto especial.

He sido implantador, operador, programador, analista, técnico de sistemas, responsable de proyectos de desarrollo de aplicaciones, director técnico y de nuevas tecnologías, consultor TIC y de seguridad de la información, auditor de sistemas de información, y en un momento u otro siempre he tenido la oportunidad de aplicar, con mayor o menor intensidad, mi vocación por lo jurídico.

He servido en muchísimas ocasiones de intérprete entre técnicos y juristas, como hace tan solo unas horas me recordaba Rafa (@RGarciadelPoyo); debo añadir que además respetado por unos y por otros, hay que reconocerlo.

Es una gran noticia que ya empiece a tener peso un buen y preparado grupo de juristas sensibles por las tecnologías de la información y la comunicación, que van más allá y que son conscientes de los retos que supone la sociedad de la información, nos hemos encontrado algunos, no todos por descontado, hace unos pocos días en Cádiz, ENATIC ha sido el “verbo” entorno al cual ha girado esa unión de voluntades, y lo que nos va a mover a que aquello en lo que creemos y deseamos vaya a cumplirse. El efecto “TICmalion”, que ha tenido su primer resultado en la “declaración de la abogacía en la era digital”.

¿Y por qué hoy? Pues simplemente porque hoy llueve y no ha sido posible realizar las actividades extraescolares de cada viernes por la tarde, no teníamos un plan B, y estamos toda la familia en casa, cada uno dedicado a sus cosas y con una paz nada habitual, así que ese ha sido el gran momento para ponerme a escribir estas líneas.

Espero tener muchos momentos de paz y poder dedicarme a compartir lo poco que sé, así como mis opiniones no siempre correctamente alineadas, con todos aquellos que por despiste, por curiosidad o por bondad, se atrevan a leerme.